domingo, 11 de marzo de 2012

Mientras veo tu sonrisa que estalla sobre mi cara, pienso.
Pienso en decirte todo. Todo lo que me pasa, lo que siento, no por vos, si no por la vida.
El odio que dejamos caer sobre las personas, cosas o lugares. El odio que queremos descargar sobre algún culpable. Porque siempre buscamos un culpable para las situaciones de la vida.
A veces es más difícil expresar nuestro odio, frustración del momento hacía una situación de la que nadie tiene la culpa y nadie es responsable.
Entonces descargamos ese sentimiento acumulado, esas ganas de matar con la palabra y lastimar con el puño hacía, principalmente personas, seres vivos. Pero al darnos cuenta que no tienen la culpa, que con la comunicación entre nosotros o el pensamiento sobre lo sucedido nos damos cuenta que no son culpables; ahí es donde ponemos a las cosas o lugares como principales culpables y atentadores hacía nosotros.
A veces y solo a veces pensamos y reflexionamos echándonos la culpa a nosotros mismos.
Pero nunca al toparnos con situaciones frustrantes seguimos caminando y realizando nuestras vidas como si nada hubiese pasado. Siempre tenemos la necesidad de encontrar el porqué o la solución.
Siempre nos ponemos mal cuando no encontramos solución o el porqué. Y si lo encontramos y no nos gusta, seguimos mal hasta que el tiempo se transforme en goma y borre suavemente el papel para poder volver a escribir, pero siempre dejando un rastro de lo anterior.

1 comentario:

  1. lo que pasa es que, lamentablemente, romper es mucho más fácil que arreglar.
    Y eso se aplica a la vida.

    ResponderEliminar