Buscándome en el bosque, sabiendo que estoy por algún lado,caigo en la cuenta. Me encuentro, encuentro ese sendero, ese camino al que siempre quise llegar, pero nunca supe como.
Empiezo a andar, a avanzar, miro las rosas, los jazmines y las margaritas; lloro en las hojas del algarrobo, río en los frutos del duraznero, siento la briza del viento secar mis lagrimas, siento la lluvia caer sobre mi sonrisa.
Sigo avanzando. Caigo, las rocas rozaron mis rodillas. Luego de un leve llanto subo la cabeza, me levanto y avanzo, cada tanto paro, giro y observo el "atrás", muchos recuerdos, muchas flores, muchos aromas.
A veces visualizo el final, lo veo hermoso, ya quiero llegar, pero luego freno y observo, "hermoso se puede ver el final pero, a parte de interesante, más hermoso puede ser el camino", lleno de tantos olores, tanta hermosura, sentimientos, pensamientos y aunque a veces cueste siempre se sigue.
Esas fragancias que me hacen sentir tan yo, tan "mi", que me acompañan, que me siguen y me envuelven.

Una vez deje de ver, de ver ese hermoso paisaje, de oler esas hermosas fragancias. Me sentía perdida sin saberlo, retrocedía intentando encontrarme., los colores se transformaron en gris. Deje de ser yo sin darme cuenta y me perdí dentro de mí.
Mientras intentaba encontrarme, del suelo gris asomo una pequeña flor naranja, hermosamente naranja. Con ese tono tan cálido me acompaño y de a poco fui sufriendo la metamorfosis de mi viejo-nuevo yo. Un "yo" que todos conocían pero nadie comprendía.
Entonces empece a ver, a ver otra flor, y otra, y mas tarde el olor, ese aroma tan, tan lindo, tan profundo que me hizo recordar todo. Y así, así me encontré y seguí, seguí avanzando, caminando.
A veces con paso apresurado, otras lentamente. Pero dejo de importarme el final y me empece a preocupar por no perderme más.